13 July 2021
El pasado 1 de julio se inauguró esta exposición tan especial para mí y estas dos primeras semanas están siendo intensas, emotivas y llenas de momentos increíbles. Tengo que compartir con vosotros estas sensaciones, que dan sentido a mi vocación, al lema que da título a esta muestra y a mi propia manera de entender lo que me define: "Arte para vivir". Realmente el arte es vital para mí, a través de mis obras comparto emociones universales que plasmo buscando su esencia, ese punto común en el que nos podemos ver reflejados.
Cada exposición es un nuevo reto, siempre estoy expectante ante lo que puede ocurrir y siempre ocurren cosas inesperadas. Todos nosotros evolucionamos, conscientes o no, nuestra mirada se enriquece con nuestras propias vivencias, así, saboreamos mejor una receta "de siempre", apreciamos la luz de aquella estancia cotidiana, descubrimos acordes nuevos en nuestra melodía favorita, disfrutamos de más detalles en esa película que nos atrapa... También vemos de nuevo las obras de arte que creíamos conocer y descubrimos las emociones que nos estaban esperando en el momento adecuado, pacientes.
Exponer lo que expreso en mis esculturas, en mis cuadros, dibujos, diseños y demás creaciones es algo realmente personal, una parte de mí está en cada uno de mis trabajos. Yo misma vuelvo a ver esas obras con una nueva perspectiva en el tiempo, en la distribución de la sala, en la luz, en el propio ritmo que genera la selección de lo que expongo. Cuido todos los detalles: la música, el espacio, el recorrido natural entre las obras, las pausas necesarias que llevan al visitante a apreciar cada una el tiempo preciso, el lugar donde ubicaré mi mesa, el libro de firmas, los catálogos, tarjetas... Cada detalle suma o resta, encontrar el equilibrio es importante para mí, que cada persona que entre en mi espacio se sienta libre de estar el tiempo que quiera, recibirle con naturalidad, ser anfitriona de un momento de encuentro con uno mismo, respetar el silencio, atender las preguntas, escuchar lo que hacen sentir mis obras.
En definitiva, cada exposición me hace abrir una puerta hacia lo más profundo de mi vocación. Mostrar nuestra sensibilidad nunca es fácil, es un acto de valentía en el que hay que aceptar que no todos la compartirán, en ella está el secreto de un momento mágico: cuando el espectador conecta con la esencia que esconde esa obra que le conmueve. No hay nada igual. Y ese instante mágico hace que esa misma sensibilidad se transforme en mi fortaleza.
Feliz, muy feliz... Así me siento desde el primer día en que abrí las puertas en este local, de la zona peatonal de Miraflores de la Sierra, para compartir lo que soy.
Agradecida, muy agradecida... A todos los que vienen a ver mis obras, a los que me regalan sus impresiones en mi libro de firmas (de donde saco la energía en las horas bajas), a quienes comparten conmigo lo que sienten, a los que repiten y recomiendan la exposición, a los que se acercan a conocerme después de saber de mí a través de las redes sociales, a los que llegan de manera inesperada, a los nuevos mecenas que me acompañan en esta aventura, a los amigos que traen mi ilusión en su mirada, a aquellos que disfrutan de corazón en la distancia, a quienes comentan mis publicaciones, a los que siempre están y a los que acaban de llegar... ¡GRACIAS!
Si te animas a venir, estaré encantada de recibirte y compartir contigo mi búsqueda de la esencia de las emociones.
Hasta el 31 de julio, en la Calle Jerónimo Sastre 2 de Miraflores de la Sierra (Madrid). De martes a domingo, de 10 a 22 h. ininterrumpídamente.
A hug!